¡No se trata de tomar, sino de quitar!

“¿Y qué me recomiendas que coma para…?” Es una pregunta bastante recurrente que nos hacen a los dietistas o nutricionistas en cualquier foro, reunión, evento, charla, taller, consulta…

De hecho, es una de las preguntas por excelencia. Y desde el Método Naff siempre recomendamos  lo mismo: “Primero, vamos a averiguar qué cosas debemos de quitar/cambiar, no te parece?”

Vivimos en la sociedad de la prisa, del “lo quiero ya”, de buscar el efecto inmediato, y sobre todo, a bajo coste, con resultados espectaculares y con el menor esfuerzo posible. 

Constantemente recibimos estímulos en prensa, televisión, RRSS, instagramers, blogguers, influencersde lo rápido que se pueden perder esos kilitos de más, gracias a un producto/alimento/complemento. O de lo pronto que se logra recuperar la figura post parto. Incluso, de lo fácil que es estar en forma y saludable comprando esto o apuntándote a ese plan express que promete milagros. ¡Rotundamente, no somos conscientes de que nada de eso es cierto ni funciona a largo plazo!

En nuestras ponencias y talleres siempre exponemos el mismo ejemplo, y es que es muy sencillo de entender. Imagínate que sientes que has de hacer un cambio real y profundo en tu casa porque hay cosas que reparar, o limpiar a fondo, o que hay alguna habitación desordenada y precisa un cambio, o deshacerte de cosas que ya no te sirven y te están estorbando/ocupando un espacio…. ¿Te irías a comprar muebles nuevos o pintarías encima del color de las paredes actuales y/o meterías nuevas cosas sin haber quitado lo que ya no te sirve y te molesta? ¿Verdad que no? Pues con nuestro cuerpo es exactamente lo mismo. 

De hecho, nuestro cuerpo es como nuestra casa ¡Vivimos en él toda la vida!  Entonces, ¿por qué no lo hacemos? Porque como decíamos anteriormente, creemos que esa pastillita o ese producto o ese alimento (incluso, por muy eco/bio que sea) nos va a solucionar la papeleta y rápidamente va a hacernos el trabajo que en años no hemos querido (o sabido) hacer para con nosotros mismos. 

¡Antes de tomar, hemos de ver qué debemos de quitar! Recuerda esto porque es muy importante. No servirá de nada (o de muy poco) que te recomendemos éste o aquél alimento/suplemento para solucionar un trastorno o desequilibrio nutricional, si antes no hemos revisado habitación por habitación (es decir, tus hábitos alimentarios, horarios de comidas, ingestas, actividad física, situación anímica y emocional, patologías existentes y/o pasadas, antecedentes familiares, cómo te sientes de vitalidad y energía, cómo sientes tu sistema digestivo, posibles alergias/intolerancias, etc) Y un sinfín más de cosas a tener en cuenta. 

Porque somos un cuerpo, una mente y emociones que no van por separado. Y que si uno falla, el resto también. Por lo tanto, no podemos defender esos tratamientos express ni milagrosos, por el bien de tu salud y de tu bolsillo. 

Siguiendo con el ejemplo de nuestra casa, cuando vamos a hacer obras o reformas en ella, no nos quedamos con el primer presupuesto que nos preparan, ni con los primeros materiales que nos proponen, ni con una reparación chapuza, porque obviamente, es nuestro hogar y vivimos en él. ¡Pues con nuestro cuerpo es lo mismo! 

Hemos de ser igual de responsables y saber que no vale cualquier cosa, por mucho que se anuncie o que parezca fácil y eficaz. Y no por ello, hemos de seguir tratamientos eternos ni caros. Pero todo lleva su tiempo y su proceso. Y aunque en muchos casos, cambiar hábitos nutricionales puede conllevar varias sesiones, muchas veces, eliminando de tu dieta ciertos patrones, alimentos, costumbres o combinaciones, pueden ayudarte muchísimo de entrada. Es cuestión de empezar a darnos el valor que nos merecemos, de mimar nuestra alimentación a través de nuestra salud emocional, mental y física. Y para ello hemos de ser honestos con nosotros mismos y huir de lo que en realidad ya sabemos, pero que nos cuesta abandonar (porque queremos creer). Y es que no hay alimento (ni superfood) milagroso. Lo que funciona es cambiar el paradigma social y creer en los cambios reales haciendo las cosas bien, siguiendo sus procesos y siempre con salud. 

¿Quieres pintar cada año las habitaciones de tu casa porque la pintura que elegiste no era de calidad? ¿Quieres reparar el escape del cuarto de baño cada dos meses porque el profesional que te lo arregló no lo hizo del todo bien?…..¡Tú decides, reflexiona!

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